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22 abril al 13 mayo 2025

Un lugar donde pasar la noche
por Mario Guixeras

Un lugar donde pasar la noche define una voluntad de habitar poéticamente la experiencia vivida, como un modo de reconocerse y localizarse en los entornos cotidianos a los que pertenecemos. Una actitud atravesada por la hiperactividad e hiperconectividad propias de nuestra actualidad, que dificultan este ejercicio, dejando

como resultado una amalgama de gestos que toman forma entre la complejidad de este contexto.

Así, a partir de la fotografía, el objeto encontrado, el dibujo y el texto, la pintura o la escultura, se generan ambientes fragmentados pero relacionales, caracterizados por una fragilidad formal donde lo fenoménico y lo óptico se entremezclan, construyendo un espacio donde los lugares de los que formamos parte se vuelven porosos, imprecisos… Dejando al deseo especular sobre la posibilidad de experimentar una relación de intimidad con ellos.

 

Es ahí, en ese extraño umbral, donde el paisaje toma cuerpo. Lo orgánico crece en las cavidades tubulares, el movimiento se ralentiza. Existe una fuerza de atracción oculta en los lugares que se ven de lejos, en los pliegues de las rocas, en los mapas geográficos… Que llama con voz grave. Un arrullo permanente resonando en un bosque nocturno que aparece en extrañas ocasiones bajo la escala de grises, construyendo una imagen en la palma de la mano.

 

No se trata de algo visible a plena luz del día, tan sólo quizá en el aspecto de algunas relaciones de color, semiótica, densidad o relato. Se trata de un deseo por descansar y descender a la humedad de las noches. Aquí, a medio camino entre dos lugares. Allí, bajo la escalera de mi memoria, donde puedes acercar la sábana y construir una casa con ella; doblándola sobre sí misma y colocando encima (delicadamente) la mano petrificada de un masaje en la espalda.

Existe un organismo vivo, compuesto de representaciones y materialidades que se contaminan mutuamente. Los espacios donde éstas no se encuentran son sus vacuolas de soledad y silencio, pliegues que permiten el flujo y huyen del rizoma acumulador. Bocas abiertas que a lo lejos aún llaman por tu nombre.

 

Sacar los muebles al sol, y dejarlos apilados unos sobre otros y dispersos sobre la hierba no sólo ocurrió cerca de la laguna de Walden. Los cangrejos que corretean por el suelo de la habitación inundada permeabilizan la naturaleza de los espacios. La voz entrecortada, insegura de Tuttle, es el lugar en el que se desarrollan verdaderamente las maderas, colores y texturas de su paisaje. Aquí puedes regresar a aquel lugar donde nunca has estado y esconder la rama quemada bajo los párpados.

Graduado en Bellas Artes y con un máster en Humanidades, destaca como comisario, gestor cultural y artista. Recientemente premiado por su dirección en las Residencias Artísticas del Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente, también participa activamente en proyectos editoriales y exposiciones de renombre internacional.

Mi trabajo se identifica así con una fragilidad que se enfrenta a lo homogéneo, asumiendo cada contexto y vivencia como sus escenarios naturales. Trabajo desde una interdisciplinariedad formal, planteando a través de diferentes modos de relación la creación de ambientes que acogen e interpelan al espectador/a desde una percepción poliédrica.

Como comisario intento trabajar en proyectos que se desarrollan a partir del binomio «naturaleza-cultura» y en los que la noción de lo espacial como contexto desde el que trabajar aparece como una característica esencial

Captura de pantalla 2025-04-07 a las 14.

La exposición se puede visitar con reserva previa a través de nuestro correo exposiciones@navelart.es

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