Compañía seleccionada en RESIDENCIA CAMBALACHE, un programa que se desarrolla para ofrecer un espacio de trabajo a compañías emergentes residentes en Madrid.
ENTREVISTA A MATTIS G. de la Fuente
Soy Mattis G. de la Fuente de la compañía No Más Drama. Llevamos haciendo teatro desde 2015, cuando no éramos más que un grupo de chavales y chavalas que no sabían nada de cómo funciona el mundo del teatro. Ahora seguimos sin tener mucha idea, pero, afortunadamente, estamos pudiendo compartir las obras que hacemos y tenemos muchas ganas de poder seguir trabajando y aprendiendo.
Nuestra intención y nuestra filosofía ha ido cambiando a lo largo de los años, pero lo que siempre estará y ha estado en nuestro interés es poder, a través de la mentira que ofrece el teatro, encontrar un punto de verdad junto al espectador. Mover verdades a través del simulacro, de la mentira. Encontrar el presente gracias a la conexión con el público. Eso, creo, no cambiará en nuestra forma de trabajar.
¿A qué te lleva la palabra Cambalache?
Es curioso, porque siempre he pensado en la palabra "cambalache" como algo despectivo. Entiendo la ironía de llamar así a un trueque entre una compañía de teatro y un espacio de actividades escénicas en un momento en el que la fragilidad del teatro es más que evidente. Un trueque de poco valor.
Sin embargo, creo importante remarcar que esa fragilidad que rodea todo lo teatral podría ser justamente lo que le da un valor de dimensiones considerables. Que la gente siga haciendo teatro a pesar de las pésimas condiciones de vida que ofrece demuestra la fuerza que sigue teniendo para los artistas el ritual, el encuentro en vivo.
¿Cuál es el punto de partida de FIESTA LUNÁTICA para la residencia Cambalache?
Nos interesa mucho jugar con los límites entre lo real y lo ficticio. El teatro es un espacio en el que todo lo que ocurre es real porque está ocurriendo y es ficticio porque está de alguna forma estructurado. Es verdad y mentira al mismo tiempo. Lo que Sergio Blanco llama "ser y no ser". Preguntándonos qué otros espacios podrían ser parecidos, llegamos a la idea de una fiesta. La fiesta, otro claro ritual como el teatro, es, en nuestra opinión, donde se cruzan lo mejor y lo peor del ser humano. Una celebración a la vida o un lugar de autodestrucción. También hay normas, hay roles, hay actos, como en el teatro. Por ello, pensamos que podía ser interesante jugar a hacer una obra de teatro que sea, al mismo tiempo, una fiesta. No es una obra de teatro que trata sobre una fiesta. No es una fiesta con un espectáculo de fondo. Es teatro y fiesta al mismo tiempo. Y, probablemente, ninguna de las dos del todo. Nuevamente, en palabras de Sergio, "ser y no ser".
¿Cuales son vuestras expectativas de esta residencia escénica?
El proyecto que tenemos en mente es muy ambicioso y, a priori, inabarcable. Por ello, contar con un mes de ensayos intensivos y muy seguidos viene perfecto para poder estructurar una obra en la que el peso del espectador quedará muy patente. Hasta que no probemos la obra con público no existirá nada parecido a la obra, pero tener la oportunidad de acercarnos físicamente al montaje con muchas horas de ensayo, mucho tiempo para fallar y encontrar cosas nuevas, será, sin duda, fundamental en nuestro proceso.
Proyección que esperáis de FIESTA LUNÁTICA.
Hace unos meses, nos interesaba poder estrenarla a finales de 2020, pero cierta pandemia mundial ha imposibilitado esa opción. No sabemos cuándo podremos, de forma realista, representar una obra que sea una fiesta de discoteca, infringiendo la distancia y deshaciéndonos de las mascarillas.
Por supuesto, sólo podremos hacer esta obra cuando sea seguro y no requiera un riesgo para la salud de nadie. No obstante, aprovecharemos esta época extraña para seguir avanzando con el proyecto y así poder representarla ni bien se pueda hacerlo sin infringir las leyes.
Venga ¡Algún adelanto de lo que vais a compartir en el taller de la relación con el PÚBLICO!
Creo que nos hemos acostumbrado a una forma de hacer teatro que, a día de hoy, no siempre tiene por qué ser la única vía. Ahora mismo está muy de moda el romper con los moldes, pero sigue pareciendo haber una decisión grande entre las herramientas de lo convencional y lo "contémporaneo" (aunque todo sea contemporáneo, realmente).
Nosotros y nosotras creemos que todo puede valer en una obra de teatro siempre y cuando tengamos en cuenta qué tipo de relación queremos establecer con el espectador, porque no hay obra sin la mirada del público. Puedes no tener luces, ni objetos, ni texto. Pero el espectador es necesario para que exista la obra de teatro. Por ello, poner la relación entre el intérprete y el espectador en primer plano puede ser un gran punto de partida para generar dimensiones nuevas en nuestra forma de trabajar.
21 Y 22 OCTUBRE / 50€
INFOMACIÓN DEL TALLER: https://www.navelart.es/unencuentrotransformador
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